Capítulo 4

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domingo, 6 de diciembre de 2020

Capitulo Navideño

 


Navidad Es El Momento Para Decir “Te Amo”

 

“Christmas is the time to say “I love you”

Share the joys of laughter and good cheer

Christmas is the time to say “I love you”

And a feeling that will last all through the year …”


Era una de las fechas más esperadas, más allá de las piñatas y convivios, era la oportunidad de demostrarle a ese alguien lo que sentíamos por él o ella. Los preparativos se avistaban desde inicios del mes de diciembre. Fuimos la primera generación que nos tocó ver las famosas luces que iluminaban toda la escuela. Cada calzada, cada rincón estaba lleno de luz, aunque, afortunadamente, siempre hubo espacios en donde los tórtolos podían demostrar su amor apresurado.

El primer ritual era organizar el famoso intercambio de salón. Después de acaloradas discusiones se decidía sobre el monto del regalo, podía ser desde un peluche, un chocolate o hasta un precio razonable, todo dependía de quienes lo organizaban. Algunas veces, dicho trueque era orquestado por la jefa de grupo (así le decíamos a la maestra a cargo del grupo).

Luego, vendría la definición de cuál sería el platillo para degustar para esa ocasión. Había ideas descabelladas como trompos de tacos árabes, a pizzas, hamburguesas, ensaladas navideñas, pambazos de mole, medias noches, lomo adobado, espagueti, o sopa de codito… todo dependía del precio o de la simpatía de quién ofrecía el platillo. Finalmente, llegaría la determinación de aceptar o rechazar el romper la piñata. Dependía del momento en el que nos encontrábamos, si estábamos en secundaria no era tan mal visto, pero si estabas en prepa, pues era un tema un poco infantil, pero al fin de cuentas estábamos ansiosos por romper la piñata (aunque lo disimulábamos muy bien).

Poco antes de llegar a la fecha indicada para iniciar las festividades decembrinas, éramos sometidos a las acostumbradas evaluaciones académicas.


  • -        Se pasan – me dijo Lalo.
  • -          Y ¿ora? – pregunté.
  • -          Nos pusieron matemáticas y física el mismo día – refunfuñó.
  • -          ¡Ni Pepe! – me atrevía a decir.
  • -          ¡No seas mamón! – se justificó.
  • -          Oye, tienes los apuntes completos de física – me preguntó Abel.
  • -          Creo que sí – titubeé.
  • -          ¡Préstamelos, no seas ojeis! – me pidió.
  • -          ¡Ora! – abrí mi mochila y saqué mi carpeta - ¡no los vayas a perder!
  • -          ¡Cómo crees! Ni que fuera tan güey – la tomó y se alejó.
  • -          ¿Y quién te tocó de intercambio? – me preguntó Lalo.
  • -          Una chava… no recuerdo su nombre – dije con indiferencia.
  • -          O no me quieres decir – sonrió.
  • -          ¡No! Para nada. La verdad no recuerdo el nombre de la chica – terminé la oración. Él esperaba mi pregunta sobre el mismo tema. La cual no llegó.
  • -          Pues a mí me tocó ya sabes quién – se sonrojó.
  • -          ¡Qué suerte tienen los que no se bañan! – le respondí tranquilamente.

La angustia de los exámenes mensuales se extendía por una semana. Pero a diferencia de otras ocasiones, sólo nos los aplicaban en la hora de clase. Mientras las materias que no tenían evaluación continuaban con sus actividades normales.

Poco a poco, veíamos cómo iban colocando las luces navideñas que nos habían pedido. La novedad en ese momento, eran las luces con sonido. Todos esperábamos ver la iluminación y escuchar el sonido de las cajitas musicales que se sincronizaban con el prender y apagar de dichas luces.

Hubo novedades en ese año, cada escuela, de kínder a prepa pasando por las escuelas de talleres, colocaron nacimientos. Empezaron a colocar los estanquillos donde la asociación de padres de familia vendería alimentos para recaudar fondos para la banda de música, de guerra y necesidades que la escuela tenía. La rondalla y el coro ensayaban villancicos. También empezaron a llegar los juegos mecánicos, tradicionales, que se colocaron en el Patio de Honor.

Después de recibir nuestras calificaciones (qué eran una señal de que las festividades se acercaban) sería el preámbulo a la última semana de actividades normales. Último viernes de clases, era la fecha para que todas las actividades programadas se abrieran ante nuestros ojos. Desde la mañana, como era costumbre en nosotros, nos encontrábamos en la escuela. Llegábamos temprano a la escuela para jugar una cascarita de futbol para luego escaparnos a Chispitas o Chavito a jugar video juegos. Ya entrada la mañana, nos subíamos a los juegos mecánicos.

Después del medio día, nos concentrábamos cada uno en su respectivo grupo para asistir al intercambio y compartir las viandas del convivio.

  • -          A mí me tocó Martín – dijo una compañera. Me levanté y recibí mi regalo. Por norma, después de recibir tu regalo, tenías que entregar el tuyo.
  • -          A mí me tocó… - me quedé mudo, tratando de recordar su nombre – Elsie – finalmente recordé.
  • -          ¡Muchas gracias! – me dijo al recibir su presente.

Desafortunadamente, si no te tocaba darle un regalo a esa persona que te gustaba, sufrías un ataque de celos que tenías que contener. Muchas veces, la persona que le tocaba darle su regalo a esa persona especial para ti, veías cómo se engolosinaba en el abrazo. Sentías el calor subir por tu estómago y un ardor llenaba tus ojos, pero tenías que aparentar madurez.

Terminado el convivio, se rompía la piñata. Yo nunca fui bueno en pegarle ni mucho menos en aventarme para recoger dulces, sólo hacía mi labor de forma discreta. Una vez terminados esos menesteres obligatorios. Nos íbamos a uno de los dos bailes que había. Como de costumbre, estaba el de la cafetería de la 10 sur y el del Gimnasio. La única diferencia, que era habitual, consistía en que el de la 10 era con música mezclada por un disc jockey, mientras que el del Gimnasio era con una banda en vivo y música mezclada. El decir a cuál ir, dependía de qué era lo que ponían o tocaban. Por lo general el del Gimnasio siempre era el más concurrido.

Era en ese momento donde las cosas cambiaban. Podías quedarte con ya sabes quien o continuar con tus amigos, todo dependía de el acuerdo que habías arreglado previamente. Para mi fortuna, siempre hubo congruencia en esas fechas, me encontraría con mi ya sabes quien antes de que el alumbrado navideño fuera inaugurado.

Subíamos y bajábamos de los juegos mecánicos, algunos compraban viandas en los puestos de comida, otros íbamos a alguno de los bailes y le sacábamos brillo al suelo con ya sabes quién. La tarde se iba como agua entre las manos, y antes de las 7 de la noche, cuando ya estaba oscuro, procedíamos a encontrarnos con nuestras ya sabes quién en el punto de inicio. Todo comenzaba en la entrada del Boulevard 5 de Mayo. Las autoridades ya estaban ahí a punto de dar iniciado el evento. La banda de música, guerra y panderos se encontraban perfectamente formados esperando el inicio. Después de un discurso, procedían a encender las luces que se encontraban frente al edificio de preparatoria.

La caravana de alumnos, padres de familia y bandas, se desbordaban por la calzada que se encuentra a un lado del Gimnasio y del Edificio Nuevo (ahora ya no lo llaman así). Subíamos a la calzada que se encuentra enfrente de la cafetería de la 10 Sur. Bajábamos las escaleras e íbamos a la calzada que va de la secundaria a la primaria, justo enfrente del estacionamiento de maestros. Regresábamos y caminábamos el pasillo que esta entre la secundaria, a un lado de la primaria y que llegaba hasta el kínder. Mientras todo eso ocurría, la banda de música y guerra amenizaban el encendido con música navideña.

Los nacimientos de las escuelas eran inigualables. El coro y la rondalla se escuchaban más allá, tocando y cantando villancicos. La gente se arremolinaba en las calzadas ya iluminadas. Era un momento mágico, se veía la alegría en los rostros de los niños, jóvenes y padres de familia. Era todo un acontecimiento.

Ese momento era una de las pocas oportunidades en donde todos los amigos nos encontrábamos junto con nuestras ya sabes quién. Caminábamos tomados de la mano, cada uno con su cada cual, mirando, disfrutando, sintiendo la alegría, soñando con el amor.

Aunque el tiempo se estaba terminando, todavía quedaba un pequeño resquicio para darnos una escapada al baile grande, al del Gimnasio, y bailar, abrazados con nuestras ya sabes quién, y darle un adiós al año, esperando que los sueños se cumplieran bajo el árbol de Navidad.

 

“… So when spirits grown lighter

And hopes are shinin’ brighter

Then you know Christmas time is here.”

 Christmas is the time to say “I love you”

Billy Squier

1983


 

 

miércoles, 1 de julio de 2020

The Beatles: El Largo y Sinuoso Camino


The Beatles han sido uno de los grupos del rock que han sido analizados, estudiados, desmenuzados, volteados, descocidos, crucificados, mordidos, una y otra vez por décadas. Son por antonomasia, el mejor grupo que ha existido en el mundo del rock. Nadie, por más epítetos que se les quieran poner, se ha acercado a la locura e importancia que ellos lograron con tan sólo trece discos.

Su importancia radica más allá de lo musical, ellos, como personajes, fueron y siguen siendo el referente en la música e ideología universal. A diferencia de muchos artistas contemporáneos y posteriores, no tuvieron que llevar su vida al extremo para hacerse llamar mito. Simplemente, fueron cuatro muchachos de Liverpool que se encontraron con las personas indicadas para completar el círculo.

La historia inició en 1957, cuando Paul McCartney asistió a una presentación del grupo que lideraba el propio John Lennon, The Quarrymen. A los pocos días fue invitado a unirse a la banda. Después el mismo McCartney trajo a un amigo suyo que tenía más habilidades en la guitarra para que fuera audicionado, George Harrison. Así empezó el grupo, mudando de nombre de Johnny & The Moondogs o The Nurk Twins, hasta dar con su nombre que mundialmente impactaría en el mundo The Beatles.

Varios miembros pasaron por el grupo, desde Stu Sucliffe, que era amigo de John y que tocaba muy precariamente el bajo y que dejaría al grupo en busca de fama como pintor, para morir prematuramente de una hemorragia cerebral, hasta Pete Best, quien se encargaba de la batería ya de forma permanente. Poco antes de que el grupo, gracias a Brian Epstein les lograra una cita con Parlophone, un sello subsidiario de EMI, y de que George Martin les ofreciera un contrato de grabación, Best fue despedido del grupo, para que Ringo Starr completara al grupo y quedara con la alineación que cambió todo.

No es fácil entender la evolución que grupo tuvo si se le entiende por determinadas canciones. Es un proceso algo más complicado, y que debe entenderse desde el contexto en el cuál se encontraban. Quererlos entender por canciones específicas o sueltas de sus discos, es muy difícil apreciar la evolución que ellos tuvieron. Es preciso, si se quiere entender su progreso musical y personal, ir escuchando disco por disco, canción por canción, año por año, y paralelamente, hay que ver el momento social por el cual pasaba cada una de sus obras discográficas.

Es en 1965, tan sólo dos años antes cuando lanzaron su primer álbum y después de dos películas centradas en ellos, que su evolución musical empieza a florecer de forma individual. Es con Rubber Soul en donde se puede apreciar a un grupo más desarrollado, con armonías más complejas, alejándose de las melodías simplonas de simple rock & roll. Muchos dicen que fue el Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, de 1967, el disco que vio al grupo, ya alejado de los conciertos y más centrados en el trabajo de estudio, haciendo un trabajo más introspectivo. También fue Revolver, de 1966, un parteaguas en su forma de hacer música, experimentando en el estudio, cosa que muchos grupos tomarían y acrecentarían.

Pero fue justo en ese momento, cuando sin pensarlo quizás, que The Beatles notaron de forma inconsciente, que era el momento de separarse. Aun así, tuvieron las fuerzas y ánimo de grabar uno de los discos más representativos en su carrera, Abbey Road, y que en tan sólo 47 minutos y 27 segundo le decían adiós a una década. Supieron despedirse en el momento apropiado, antes de caer en la decadencia.

Pero la influencia no sólo es en lo musical, permearon la moda, política, filosofía, en lo cotidiano e ideología. ¿Cómo se podría resumir la carrera de The Beatles en una sola frase? Muy fácil, George Harrison dijo esta frase en el especial de Anthology: “ellos (los fans de The Beatles) dieron su dinero, pero nosotros dimos nuestros sistemas nerviosos, algo mucho más difícil de dar.” Así de sencillo e indescriptible.

Martín Santillán


Capitulo Navideño

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